domingo, 27 de abril de 2008

En un escenario vacío todo es posible


“Es la metáfora de España, de la España de la Guerra Civil, en Belchite, una ciudad que existe. La obra arranca con el encuentro entre Paulino, superviviente, y Carmela, recién muerta. A partir de ahi los dos personajes reavivan una realidad que tiene mucho de doloroso para Carmela, que ha tomado consciencia social y a la que esa toma de consciencia ha llevado a la muerte. El acomodaticio Paulino ha aceptado las sugerencias de un superior, un teniente italiano, para llevar a cabo una representación tan burda y grosera como los pedos de los que hace alarde. Carmela sabe que esa representación teatral va dirigida a un público muy especial: los prisioneros de las Brigadas Internacionales que van a ser fusilados al día siguiente. En Carmela aparece la madre, la mujer y la amante y en plena escena grosera, con burlas a la bandera republicana, ella toma partido y se pone a cantar ¡Ay Carmela!, canción republicana popular, creando el gran desconcierto que la lleva a la muerte. En el epílogo, Carmela intenta convencer a Paulino de que la memoria histórica es necesaria. Que las personas somos como la vida ha querido que seamos y tenemos que ser conscientes de nuestras palabras y de nuestros actos”.

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