
“Es la metáfora de España, de la España de la Guerra Civil, en Belchite, una ciudad que existe. La obra arranca con el encuentro entre Paulino, superviviente, y Carmela, recién muerta. A partir de ahi los dos personajes reavivan una realidad que tiene mucho de doloroso para Carmela, que ha tomado consciencia social y a la que esa toma de consciencia ha llevado a la muerte. El acomodaticio Paulino ha aceptado las sugerencias de un superior, un teniente italiano, para llevar a cabo una representación tan burda y grosera como los pedos de los que hace alarde. Carmela sabe que esa representación teatral va dirigida a un público muy especial: los prisioneros de las Brigadas Internacionales que van a ser fusilados al día siguiente. En Carmela aparece la madre, la mujer y la amante y en plena escena grosera, con burlas a la bandera republicana, ella toma partido y se pone a cantar ¡Ay Carmela!, canción republicana popular, creando el gran desconcierto que la lleva a la muerte. En el epílogo, Carmela intenta convencer a Paulino de que la memoria histórica es necesaria. Que las personas somos como la vida ha querido que seamos y tenemos que ser conscientes de nuestras palabras y de nuestros actos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario