Continúo con mis comentarios de la serie viernes de cine... Esta vez vi Azul, la primera de la triología Tres colores de Krzysztof Kieslowski. Los colores que dan nombre a la triología representan la bandera francesa y hacen referencia a cada uno de los principios de la Revolución Francesa: azul (libertad), blanco (igualdad) y rojo (fraternidad). Aunque las películas son independientes entre ellas mantienen unos vínculos que permiten catalogarlas dentro de la misma trilogía.
Juliette Binoche interpreta a Julie, quien tras perder a su marido (un compositor de éxito) y a su hija de cinco años en un accidente de tráfico, decide deshacerse de todo lo que representaba su pasado, para intentar reconstruir su vida. Julie no quiere vínculos con nada ni nadie puesto que para ella, a partir de ese momento, no tener nada implica ser libre y evitar el sufrimiento. Aun así, las circunstancias le demuestran la necesidad de los demás...
Película emotiva y enigmática, considero que su fuerza está tanto en la fotografía (en todo momento, tenemos presente el color azul con una finalidad dramática), en el simbolismo que trasmite (un rasgo de estilo del director), así como en la banda sonora que juega un papel clave como recurso narrativo y complementa la voz de la protagonista, que a la vez interpreta su papel de manera excelente.
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